13 dic 2008

Tratado de Lisboa: la espera continúa

Victor M. Carriba
Cumple hoy un año de firmado, pero el Tratado de Lisboa, versión edulcorada de un fracasado proyecto anterior de Constitución Europea, tendrá que esperar al menos 11 meses más para su eventual entrada en vigencia.
Fue el 13 de diciembre de 2007 cuando los gobernantes de los 27 países de la Unión Europea (UE) signaron en la capital portuguesa un documento que trataba de superar el fiasco de un intento previo de carta magna.
El primer descalabro ocurrió en 2005 cuando Francia y Holanda rechazaron en sendos referendos la propuesta de Constitución lanzada en 2004, lo que dio paso al texto de Lisboa, el cual debía ser ratificado por vía parlamentaria para evitar otro NO en las urnas.
Pero el voto popular encontró brechas y volvió a demostrar su fuerza en junio pasado en Irlanda, país que por ley tuvo que someter a plebiscito la nueva versión, la cual recibió 53,4 por ciento de sufragios en contra.
De esa forma, el tratado quedó en un limbo, suscrito y sin poder entrar en vigencia el 1 de enero de 2009 como estaba previsto, pues para su ejecución resulta imprescindible la ratificación de los 27 estados integrantes de la UE.
Ninguno de los dignatarios reunidos ayer en Bruselas en una sesión del Consejo Europeo mencionó el primer aniversario de la firma del texto de Lisboa, aunque sí acordaron exigir a Irlanda otro referendo, tras la introducción de algunos cambios a la letra del instrumento.
Una de esas modificaciones es la de mantener la representación de un comisario por cada país miembro, para tratar de apaciguar la inquietud de los irlandeses sobre el nivel de influencia de los Estados más pequeños dentro del llamado gobierno europeo.
Según afirmó el primer ministro de Irlanda, Brian Cowen, su gabinete trabajará para la celebración de otra consulta popular sobre el tratado en octubre próximo en busca del ansiado SI que permita salir del actual atolladero.
Por otro lado, aunque se dan por seguras, todavía falta completar las ratificaciones de Alemania, Polonia y República Checa.
En ese último país, el proceso de confirmación acaba de recibir el visto bueno del Tribunal Constitucional, pero ahora debe transitar por el Parlamento y recibir la firma del jefe de Estado, Vaclav Klaus, quien es un abierto crítico del documento de Lisboa.
Ahora queda por ver cuál será el impacto de la nueva dilatación de la entrada en vigor de la norma sobre las elecciones europeas de junio próximo.
Esos comicios no podrán regirse por los preceptos suscritos hace un año en Lisboa, en particular en cuanto a la cantidad de eurodiputados a elegir y otros aspectos de la composición y funcionamiento del órgano legislativo.
De ser así, todo continuará igual, bajo la letra del todavía vigente Tratado de Niza, que fija en 736 la cantidad de escaños parlamentarios y no 754 como pretende el de Lisboa.
Y luego, a esperar por las urnas irlandesas.
Tomado de Prensa Latina

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