28 abr 2009

Que no nos hagan pagar la crisis!!!

Tenemos ante nosotros otro 1o. de mayo y una LO sacudida en sus cimientos.
A estas alturas no vamos a hablar, sino solo a mencionar el escándalo que involucra a Wanja Lundby-Wedin y al director de AMF, Christer Elmehagen, a quien se le ha exigido que devuelva el dinero que recibió.
Muchas veces hemos reflexionado y nos hemos preguntado acerca del porqué de la pasividad, obsecuencia y connivencia de las organizaciones sindicales de este país. El movimiento obrero sueco, a través de sus sindicatos y a partir de la formación de la Socialdemocracia (SD), ha estado -diría- demasiado vinculado a la misma, hasta el punto de subvencionarla. SD que habiendo pasado por varias etapas y teniendo diferentes posiciones según sus objetivos y coyuntura histórica, siempre con una posición reformista, ha dejado de lado la construcción de un sistema socialista, optando por reformar el sistema capitalista y el liberalismo económico. No debe extrañarnos entonces, la posición de los sindicatos suecos. De una dirección “izquierdista”, como era el caso del sindicato del metal y el de los comunales, la tendencia ha ido cambiando hacia la derecha y se ha impuesto a través de la vuelta de tuerca de la SD y de las maniobras de burócratas como la colaboracionista Wanja Lundby-Wedin.
Lo más grave y concluyente que ha sucedido en la política y en el movimiento obrero sueco en estos últimos decenios, no ha sido ni es que la derecha haya girado a la izquierda, empleando magistralmente el idioma de esta y teniendo el coraje de autodenominarse “Nuevo partido de los trabajadores”, sino que la seudo izquierda y la SD hayan girado a la derecha, traicionando sus posiciones marxistas. Por cierto que el hecho puntual de desnudar las concomitancias de los burócratas sindicales con las patronales (el escándalo de Wanja o el de Mona Sahlin), no es lo que separa a estas fuerzas; es lo ideológico.
La huelga comunal fué un hito, en el que los trabajadores tomaron conciencia del poder de la lucha y la unidad. Pese a que ciertos sectores afirman que las huelgas y la lucha colectiva son “métodos pasados de moda”, les probaron que están equivocados y que son las principales armas de los trabajadores para defender sus agredidos derechos.
Hoy pretenden que la clase trabajadora pague una “crisis” que no ocasionó. El gobierno en lugar de luchar por crear fuentes de trabajo reales, presiona con el continuismo de una política de desregularización -tanto en lo estatal como en lo privado- y agrede a los desocupados disminuyendo las compensaciones de la Caja de Desempleo. En este país “excepcional”, los trabajadores abandonan en forma masiva sus sindicatos y la SD, al verse enfrentados a una política de despidos masivos, aceptación de la rebaja salarial, la dichosa “flexibilización” del mercado, con contratos temporales y la pérdida de conquistas que han costado años de lucha.
Se han escuchado algunas protestas aisladas, generalmente referidas a casos puntuales. Una asamblea de los trabajadores de Volvo en Umeå , ante la pasividad de los sindicatos y el movimiento obrero en general, reclama la renuncia de Wanja Lundby-Wedin y una posición más firme frente a las patronales y el gobierno. Por otro lado, Stefan Carlén, de la Confederación de los Trabajadores del Comercio, criticó duramente al gobierno por haber llevado a cabo una política de mercado fundamentalista con el convencimiento de las privatizaciones. Pero de esto no solo le cabe la responsabilidad a la Alianza, sino también a la SD.
Nos encontramos frente a una clase trabajadora desorientada y descreída. El hecho es que va en aumento el malestar con respecto a la LO que continúa con su silencio cómplice y su actitud desmovilizadora. Y lo cierto es que justamente los trabajadores con su presencia en las calles, manifestando su descontento, exigiendo cambios reales, y despojándose del miedo a palabras tales como política e ideología, son quienes pueden cambiar la situación.
En el resto de Europa, desde la Francia de Zarkozy, pasando por la Inglaterra de Gordon Brown, hasta la España de Zapatero, la inmensa mayoría de los trabajadores aúnan su voz en una misma consigna: “Que no nos hagan pagar la crisis!!!”.
Hay toda una ofensiva de los sectores económicos neoliberales más reacionarios y conservadores, para que sean los trabajadores quienes, en definitiva, paguen los platos rotos de esta “crisis”. La respuesta a nivel mundial viene siendo la movilización general en rechazo a esta política y un despertar del sentimiento de clase, pertenencia y solidaridad que derriba fronteras.
Se globalizó la infamia de un sistema cruel y agónico, que profundizó la desocupación, el hambre, la miseria y el indigno salario de un dólar al día para millones de trabajadores. Un mercado laboral desregulado, precario, con bajos salarios, falta de formación y seguridad nos han llevado al drama social actual. Pero están cavando su propia fosa.
Los trabajadores en el mundo exigen con más fuerza un cambio revolucionario en el consumo y en la producción; con el control del estado en la planificación de la economía y del sistema financiero que solo especula sin generar riquezas de uso social, y una banca estatal.
Cuando este sistema neoliberal se derrumba, es el momento de tomar posición, organizarse y generar movilizaciones que conduzcan a la clase obrera a su liberación.
Viva la clase obrera, el internacionalismo proletario y la lucha de clases!!!
Gloria

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